Una extravagante formación geológica se da en Puente del Inca. Sus aguas termales son recomendadas por poseer propiedades curativas.
Situado en la Cordillera de los Andes, a 2.700 metros sobre el nivel del mar, el Puente del Inca, es una postal de la cordillerana de Mendoza. Célebre por su puente es una curiosidad geológica única en el mundo y declarada Monumento Natural. El puente fue formado por la acción de aguas minerales: el agua de río se hizo paso entre sedimentos depositados en el fondo de una artesa y luego cementado por las aguas termales. De este modo la zona ofrece una pigmentación de amarillos y ocres, y cualquier objeto que se moje en logra un aspecto de petrificación debido a su ellas una rigidez. Las termas se encuentran en cinco fuentes del mismo tipo con temperaturas que rodean los 34 y los 38 grados. Los baños en este sitio se recomiendan para afecciones nerviosas, reumáticas y ginecológicas, terapéutica para niños anémicos, raquíticos y artríticos.
El nombre del lugar proviene de la leyenda que narra (que previo a la colonización) que un encumbrado jefe inca tenía un hijo enfermo. El hombre había intentado numerosos recursos de tratamiento sin resultado obtener resultados. Un día, llegó a sus oídos que camino al sur existía un sitio donde surgían aguas curativas que podrían dar fin a su desdicha. Entonces agrupó a los más destacados guerreros y emprendió viaje. Al llegar, quedó perplejo al observar que de la tierra brotaba agua. Pero para poder bañar a su hijo, debía atravesar un río torrentoso. Sin titubeos, sus guerreros se abrazaron unos a otros constituyendo un puente humano, y de ese modo llegaron hasta el otro lado. El inca caminó por encima de sus espaldas con su hijo en brazos y llegó hasta la terma en donde encontró la anhelada cura. Cuando volvió su mirada atrás para agradecerles a su tribu, los hombres se habían petrificado y conformaban lo que hoy conocemos como el famoso »Puente del Inca».
En 1965 un alud derrumbó el lujoso hotel que fuera albergue de conocidas personalidades, hoy sus ruinas son visitadas por miles de turistas. En los alrededores se encuentra el Cerro Los Penitentes y en las laderas de esa montaña se forman pistas naturales de esquí que convierten al lugar en uno de los centros invernales más importantes de la provincia. La zona es propicia, además, para el turismo aventura, el andinismo internacional, las cabalgatas, el esquí y los juegos de nieve.