Construidas de granito y pizarra, almacenan centenares de historias sobre conquistas y antiguas tradiciones.
La región central de Portugal alberga, con sus torres y castillos medievales, lo que hoy son tranquilas aldeas que guardan en las piedras de sus calles y casas lo que Portugal conserva de más genuino: la autenticidad de su pueblo y el orgullo de una Historia de 900 años.
Ubicadas en lo alto de sierras, desde sus torres y murallas tiempo atrás sirvieron para vigilar las tierras. Moros y cristianos, castellanos y portugueses, todos intentaron tomarlas para si mismos, por lo que cada una tiene una historia muy antigua y una leyenda que contar. O una historia más reciente. Como Almeida, cuyo formidable baluarte capituló en el siglo XIX ante las tropas francesas comandadas por Massena tras una heroica resistencia de 17 días.
Estas aldeas se distinguen como en el caso de Linhares da Beira, por las imponentes torres de su sólido castillo. O como en el caso de Castelo Novo que con sus bellas casas señoriales de las familias nobles, se encuentra encuadrada en el soberbio anfiteatro que forma la Sierra de Garduña.
La pequeña aldea de Marialva por su espléndida situación sobre un cerro de peñascos de difícil acceso, fue una importante plaza militar en la Edad Media. Belmonte coronada por la mole de granito del antiguo castillo, fue la cuna del navegante Pedro Álvares Cabral, descubridor de Brasil en 1500.
Castelo Mendo es un pueblo histórico, cuya edificación en lo alto de un cerro, rodea con murallas, sus puertas medievales y nos introducen a un viaje por los caminos de la Historia. Como es el caso de Trancoso con un pasado en paralelo a la Historia de Portugal, la villa se encuentra protegida por murallas, todavía conserva su ambiente medieval.
Por esto y muchos motivos quedará fascinado con el encanto de estas Aldeas Históricas. Y no sólo por su patrimonio e historia. En esta región se puede disfrutar de los paisajes más bellos de Portugal.