En apenas 50 mil kilómetros cuadrados Costa Rica exhibe un verdadero muestrario de naturaleza: bahías pintorescas, selvas y ríos, montañas y llanos, playas, volcanes y enormes reservas de flora, fauna y arqueología.
Pese a sus grandes atractivos, el auge turístico de Costa Rica se debe a sus bellezas naturales que son numerosas y variadas. Casi un treinta por ciento de su territorio está formado por parques nacionales. Ningún otro país en el mundo puede enorgullecerse de una condición semejante. Además, este pequeño país alberga el 5 % del total de especies de plantas y animales del planeta. Casi un millón de especies distintas de flora y fauna, entre las que se cuentan más de dos mil especies de orquídeas, 210 de mamíferos. 900 de aves y millares de especies de mariposas de todo tamaño y color.
Semejante riqueza atrae a ambientalistas y ecologistas de todo el mundo, y decenas de organizaciones conservacionistas internacionales aportan sus esfuerzos para ayudar a preservar este inédito santuario de naturaleza virgen.
Las innumerables playas, tanto las del Caribe como las que miran al Pacífico, son sin duda los principales motivos de atracción para los turistas, pero no son los únicos. Muchos visitantes llegan a Costa Rica con el objetivo de realizar turismo de aventura en las muchas variantes que propone este país cruzado por cuatro cadenas de montañas en las que se alternan tupidas selvas con alucinantes y despojados paisajes volcánicos.
Entre éstos la Sierra Volcánica de Guanacaste es la más espectacular. Entre sus principales volcanes se encuentra el famoso Arenal, el segundo mayor volcán del mundo en actividad. Otro gran atractivo, son los ríos de montaña, que posibilitan innumerables paseos deportivos en la modalidad de navegación denominada rafting. Muchos de estos ríos atraviesan cambiantes parajes selváticos, permitiendo contemplar desde el bote la más extraordinaria flora y fauna que compone uno de los mayores ejemplos de biodiversidad de todo el planeta.